jueves, 28 de noviembre de 2013

La Quinta de Lezama




Esta quinta del barrio de San Telmo se destaco por su parque, de gran riqueza botánica para la época.
Lezama impuso en sus refacciones de la casa el estilo italianizante que empezaba a estar en boga entonces. Pero el parque fue el objeto principal de sus esfuerzos.
Muestra que la zona alta estaba recorrida por una red de caminos curvos, por lo que puede suponerse que era en esta parte donde se encontraba el jardín cultivado por Lezama, mientras que de la barranca hacia abajo la vegetación autóctona había quedado en estado mas salvaje.
Las esculturas originales consistían en figuras de la antigüedad grecorromana, había una calle con copones de mármol apoyados en pedestales redondos y lisos.


En el año 1894 se inauguro el Paseo del Sur o Parque Lezama. A partir de ese momento comenzaron las transformaciones.
Las modificaciones en el parque afectaron el trazado y tamaño de las calles, y se agregaron esculturas y monumentos, ademas de una gran cantidad de plantas nuevas.
La quinta esta hoy fraccionada en dos jurisdicciones: la casa es sede del Museo Histórico Nacional, y por lo tanto es territorio nacional, y el parque depende de la Municipalidad de Buenos Aires.

martes, 26 de noviembre de 2013

La época de los grandes parques

La época de los grandes parques

Los parques que surgieron a fines del siglo XIX.
Estos parques tuvieron dimensiones insólitas de 60 a 400 hectáreas, la estancia se volvió lugar de veraneo, los edificios se renovaron, la estancia se transformó en pequeño pueblo, aparece la capilla y la escuela. Las estaciones de  ferrocarril llevan nombre de la estancia o familia. 
Las casas tenían estilo francés, español y ingles. Había un estilo mixto un ordenamiento formal cerca de la casa y más paisajístico en el resto.  Las estructuras de las quintas eran simétricas. Los elementos más usados en los parques fueron miradores, quioscos, puentes, bancos, pajareras, copones de mármol, esculturas.
Los paisajistas de estos parques eran Charles Thays, Gaston Welter, Herman Bottrich.
Ninguno de los parques de esta época se conserva en su estado original. Debido a un orden económico se fueron simplificando y achicando, estos diseños se fueron borrando y tomaron un aspecto menos formal.


Estancia Chapadmalal

Estancia Acelain

Los jardines y parques de las quintas y las estancias del siglo XIX y principios del siglo XX en la pampa argentina

En los jardines de las quintas a mediados del siglo XIX, se podía observar la influencia  del estilo paisajístico y el francés.
En el caso del estilo paisajístico, lo podemos observar en la Quinta de Lezama, en la siguiente afirmación de Silvina Ruiz Moreno de Bunge:
“(…) la zona alta estaba recorrida por una red caminos curvos, por lo que puede suponerse que era en esta parte donde se encontraba el jardín cultivado por Lezama, mientras que de la barranca hacia abajo la vegetación autóctona había quedado en estado más salvaje.”
El estilo francés, se puede observar en Palermo de San Benito, por la siguiente descripción:
“Pudo Rosas entonces cumplimentar los requerimientos del parque ideal para la jardinería pública francesa (…): combinar el geometrismo del jardín plantado con la irregularidad del bosque natural, incluyendo equipamientos y servicios para los nuevos usos”
Comenzaron a ingresar plantas y semillas del exterior, en su mayoría traídas directamente de Europa. Algunas quintas se destacaban por su colección de plantas recién llegadas al país. Como por ejemplo la quinta de Lezama:
“La fama de la quinta de Lezama provenía de la gran variedad de especies vegetales que crecían en ella, inusual para la época; provenían de intercambios con algunas quintas de Buenos Aires, o eran traídas directamente de Europa.”
A partir de casi mediados del siglo XIX, comenzaron a trabajar en las quintas, jardineros europeos.
A mitad del siglo XIX, se  introdujo la influencia italiana a la arquitectura criolla, esta se podía encontrar en adornos que estaban vinculados con este estilo. Como las casas, pequeñas fuentes, esculturas, entre otros. Se puede observar en la siguiente afirmación de Ruiz Moreno de Bunge:
“Las esculturas originales consistían en figuras de la antigüedad grecorromana (…). Estas esculturas se apoyaban en pedestales de base rectangular de cara lisa o con la figura de una corona de laureles.(…) caminos sombreados bordeados de plantas, con las figuras de las Cuatro Estaciones en un cruce, y una calle con copones de mármol apoyados en pedestales redondos lisos. También había unas pequeñas fuentes de estilo italiano con surtidor de agua que volcaba en varios pisos.”
En las estancias del siglo XVIII, se podía observar la falta de árboles; a principios del siglo XIX comienzan a incorporarse especies ornamentales. Como cita Ruiz Moreno de Bunge:
“Poco a poco la flora de la región pampeana se fue alterando con la introducción de especies motivada en las necesidades del hombre (…).”
Antes de mediados del siglo, las casas eran sencillas por causa de los limitados recursos. No se observan jardines en las estancias. Algunas casas comenzaron a agrandarse, en algunas se incorporaron un patio interior, también tratado como jardín, con un árbol para sombra, una parra, enredaderas o flores que poblaban el sector. Surgieron construcciones que luego iban a ser típicas de las estancias:
“A partir de 1838 hasta la década de 1880: la casa con galería de columnata neoclásica, patio posterior y mirador (…).”
Entre ellos también se encontraba el palomar, que servía para proveer alimentos.
A mediados del siglo XIX se podía observar la influencia italianizante.
Tanto las casas de las estancias, como sus parques, dependieron en su evolución factores socioeconómicos. En la segunda mitad del siglo XIX, hubo varios factores que influyeron en el desarrollo de los parques de las estancias, algunos de ellos fueron: el ferrocarril, que gracias a él llegaron nuevas especies, herramientas, objetos artísticos y los paisajistas; el alambrado, que fueron fundamentales para la contención de los animales y poder proteger los cultivos; el molino, que transformó la rentabilidad de las tierras y en consecuencia, se relativizara la importancia de las aguadas naturales; los inmigrantes, que hicieron sentir su influencia en los parques, ya que se proporcionó la mano de obra que los criollos se reusaban a realizar. Aunque estos factores no se vieron reflejados en todas las estancias:
“En este contexto se da la evolución de los parques de las estancias. Evolución que no fue homogénea y universal, porque no todos los estancieros daban la misma importancia al parque.”
Tenían influencia europea, como en el caso de San José:
“(…) me inclino a tipificar a los del Palacio San José como jardines italianos(…)encontramos diversos elementos que convergen hacia lo que a fines del siglo se denominó eclecticismo: hay similitudes con las villas pompeyanas en el tratamiento de la vegetación dentro de los patios aporticados, con los jardines de los palacios italianos de los primeros siglos, con el jardín de lostratadistas del Renacimiento y del Manierismo, con el jardín español(influencia del agua en el jardín italiano, canteros con senderos pavimentados) y elementos del jardín francés clásico.”
A partir de 1880, las estancias fueron rodeadas de parques con mayor elaboración, que contenían la clara influencia europea. Se repetía en varios de ellos, elementos “pintoresquistas europeos”. Se puede observar en la siguiente afirmación de la escritora, Ruiz Moreno de Bunge:
“Los elementos pintorescos más utilizados en los parques privados argentinos, tanto de estancias como de quintas, fueron miradores, quioscos, puentes, bancos y pajareras, realizados en estilo rústico."
En los parques argentinos se observan muchas obras en estilo rústico: puentes, pabellones, bancos, mesas y asientos.
En los parques del siglo XX, figuran un “pabellón rústico” y un “puente rústico”. Los bancos (de piedra, o de mármol como los que se ven en los parques ingleses), se los podía ver en todo el recorrido:
“(…) Servían más bien de miradores que de punto focal para ser vistos, pues no estaban acompañados de un fondo que le sirviera de apoyo visual.”
Las esculturas también eran de gran importancia en los parques, era raro que no se encontraran en ellos. Podían representar animales o figuras humanas.
La presencia de paisajistas europeos hizo que predominara el estilo mixto:
“La presencia de paisajistas franceses y alemanes hizo que predominara el estilo mixto que se aplicaba en sus países de origen: un ordenamiento formal cerca de la casa, y más paisajístico en el resto”
Hoy, casi cien años después de que sean creados, ninguno de los parques de esta época sigue en su estado original. Los grandes parques, se basaban en largos recorridos de caminos, plantaciones de flores anuales y varias zonas bordeadas de cercos vivos podados. Todos estos diseños tuvieron que ser borrados, se suprimieron algunos de los caminos, se levantaron canteros y los cercos podados; los parques tomaron un aspecto menos formal. Y las estatuas y las fuentes quedan desvinculadas con la vegetación que las rodea.

En el siguiente enlace se puede ver el Palacio San José


Parque Lezama en la actualidad
Parque Lezama en la actualidad
Parque Lezama en la actualidad



lunes, 25 de noviembre de 2013

Roberto Burle Marx

Roberto Burle Marx fue un artista brasilero del siglo XX que se dedicó, entre otras cosas, al diseño de parques y jardines. Como tal, e inmerso en lo que se conoció como Movimiento Moderno, revolucionó los conceptos sobre el jardín, creando composiciones cargadas de valores plásticos y utilizando especies no habituales que él mismo se encargaba de descubrir e investigar en sus sucesivas incursiones a la selva amazónica.
Sus creaciones se consideran verdaderas obras de arte, verdaderos cuadros tridimensionales en donde los distintos colores y las distintas texturas se consiguieron a través de la utilización de diversos elementos plásticos tales como agua, piedras y plantas.
Para Burle Marx pintar y diseñar paisajes eran manifestaciones de un mismo impulso creador caracterizado por la composición libre y la abstracción (el jardín como arte). Creía, además, en el compromiso social y pedagógico de la obra de arte, en la capacidad que puede tener un jardín para despertar la sensibilidad artística de las personas que lo contemplan y lo usan (el arte para el pueblo).
Amante de la cultura brasilera, Burle Marx logró, junto a otros artista brasileros de su generación, que poco a poco se dejaran de copiar los diseños europeos para que se empezara a valorar lo autóctono, lo tropical.

Roberto Burle Marx
Vista aérea del Paseo de Copacabana, Río de Janeiro, Brasil