Es
esencial que todo diseño de paisaje cuente con la presencia de cierta
cantidad de especies vegetales, para que estas le otorguen al mismo las
características naturales necesarias para su correcta constitución.
Los árboles y arbustos, así como también las
herbáceas, trepadoras, florales y el césped, son algunos de las familias
vegetales intervinientes en la mayoría
de los diseños exteriores, ya sea un gran parque o un pequeño jardín.
Las plantas, sea cual sea su clasificación,
le aportan características únicas a cada proyecto a partir de las cualidades
propias de cada especie, como por ejemplo, los diferentes tipos de siluetas,
tamaños o magnitud y el contraste que pueda generar con el entorno, entre
otras.
Además del aporte estético que cada especie
pueda otorgar al lugar en sí, también
tiene otros tipos de funciones que de alguna u otra forma benefician al
espacio.
Algunas de las funciones y propiedades que
la vegetación puede aportar dentro de un diseño son:
·
Regulariza el microclima y
evita la erosión del suelo.
·
Estabiliza la temperatura y
eleva la humedad.
·
Absorbe partículas de polvo e
incorpora oxígeno.
·
Disminuye la contaminación.
·
Produce aromas agradables.
·
Protege de los fuertes vientos
y representa un importante elemento de aislación térmica, acústica y visual.
·
Estabiliza las pendientes y el suelo.
Otros potenciales usos que se les puede dar
a la vegetación son las de conducir al espectador a través del espacio,
enfatizar y enmarcar elementos del diseño, además de tamizar y delimitar los
diferentes sectores.
Como pueden ver, la vegetación juega un
papel más que importante en el diseño y creación de un espacio exterior. A
través de su correcta disposición y combinación se pueden crear infinidad de
espacios y hermosas vistas para el disfrute de cualquier espectador.
Además, cabe mencionar que la correcta
combinación de elementos naturales con aquellos creados por el hombre o
artificiales, es una de las claves principales para garantizar el éxito en la
creación de un nuevo espacio.